En "Historia del cristianismo", (Editorial Trotta, Madrid, 2003), Ramón Teja escribe:
“… durante el reinado de Trajano
nos encontramos con… la famosa carta escrita por Plinio el Joven… en 111-112…
El texto…fija lo que será la postura de los emperadores romanos frente a la
nueva religión durante los ciento cuarenta años siguientes. Plinio tenía la
costumbre de consultar al emperador sobre todos los problemas que se le
presentaban e el gobierno de su provincia… Después de haber sometido a juicio y
condenado a algunos cristianos se le planteó la duda de si su política era la
correcta: “¿Se debe castigar el nombre [de cristiano] en sí mismo, aunque no
hayan cometido delitos, o bien los delitos que acompañan al nombre?”. Él
aplicaba la norma de condenar a los que eran denunciados y se reafirmaban en su
fe y perdonar a los que lo negaban…
La carta de Plinio y la respuesta
de Trajano nos informan de muchas
cosas. En primer lugar, que no existía ninguna disposición de carácter general
contra los cristianos… Que los gobernadores deben actuar como ante la denuncia
de cualquier delito, lo que supone que no se consideraba a los cristianos, por
el hecho de serlo, como política o socialmente peligrosos. Pero en
contrapartida, el hecho mismo de ser cristiano, el nomen christianum, podía ser motivo suficiente para ser condenado
si se seguían trámites legales en la denuncia. Pero, por otra parte, situaba a
los cristianos en una postura incómoda y peligrosa: aunque tolerados en la
práctica, podían ser perseguidos en cualquier momento.
Algunos años después, hacia el
126, el emperador Adriano, ante una
consulta similar de un gobernador de Asia, reafirmó la postura de su
predecesor, pero con alguna garantía mayor para los acusados al tomar nuevas
precauciones frente al odio popular: no deben ser atendidos los clamores
populares, las acusaciones deben ser individuales y, si se manifiestan
infundadas, el condenado debe ser el acusador…
… Eusebio de Cesarea expresó un
juicio bastante equitativo:
Gracias a esto [la respuesta de
Trajano] se extinguió en cierto modo la persecución, que amenazaba afectar
terriblemente, más no por eso faltaron pretextos a los que querían hacernos
mal. Unas veces eran las poblaciones, otras las mismas autoridades locales las
que preparaban las asechanzas contra nosotros, de manera que, aun sin
persecuciones manifiestas, se encendieron focos parciales, según las
provincias, y gran número de creyentes combatieron en diversos géneros de martirio
(HE III,33,2).
El juicio de Eusebio resume muy
bien lo que fue la situación de los cristianos durante casi el siglo y medio
que transcurrió entre el rescripto de Trajano y la persecución general de Decio en el 250: el cristianismo no fue
prohibido por ninguna disposición legal de tipo general, pero los cristianos
vivían en una situación incómoda e insegura y expuestos a las veleidades de las
masas populares y de las autoridades locales.
... si de alguna manera se puede
definir la situación de los cristianos ante la sociedad romana en esta época
fue la de odio e incomprensión.
… Para las clases dirigentes
romanas solo los cultos oficiales merecían el nombre de religió, la forma de relacionarse (religare) la sociedad y el Estado con la divinidad; las demás
religiones eran consideradas supertitio. Es
significativo que todos los primeros escritores paganos que nos hablan de los
cristianos (Tácito, Suetonio, Plinio) coincidan en calificar a la nueva
religión como superstición y con los peores calificativos: superstitio prava et inmódica, exitiabilis, maléfica, nova.
… al mismo tiempo, tanto los
intelectuales como las masas populares estaban convencidos de que esta
superstición iba acompañada de la comisión de delitos (flagitia)… Corrian bulos y rumores de todo tipo… Además hay que
tener en cuenta que en una sociedad como la romana, donde era inconcebible el
ateísmo y estaba profundamente arraigado el principio de que la religió, la religión oficial, tenían
como objetivo asegurar la pax deorum,
es decir, la benevolencia de los dioses con el Estado o la ciudad, los
cristianos al no prestar culto a esos dioses, constituían un peligro para toda
la comunidad… cuando sobrevenía alguna desgracia a la ciudad, sequías, hambres,
inundaciones, terremotos, las iras populares se volcaban inmediatamente sobre
aquellos odiados conciudadanos que no rendían culto a los dioses de todos…
… El cristianismo pudo seguir
expandiéndose paulatinamente pese a la hostilidad de las masas populares y de
los filósofos paganos y dar origen a una nueva y rica literatura: los tratados
apologéticos y las Actas de los mártires.
… En la época de los Severos (193-235) el cristianismo
es ya una religión claramente separada del judaísmo, dotada de una sólida
estructura interna… con un culto, una liturgia y un sistema de creencias… La
tolerancia religiosa caracterizó a los emperadores de esta dinastía… dio lugar
a una atmósfera sincretista de orientación monoteísta en la que tenían cabida
todas las religiones… Los cristianos, aunque aún no están legalmente
reconocidos, en la práctica están autorizados a ejercer su culto sin
obstáculos. (Páginas 296-301)
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