Avanzamos en la Historia
En la clase anterior "viajamos" al año 64, a Roma, donde Nerón culpa a los cristianos del incendio de la ciudad. Ese mismo año, en Jerusalén, se terminan los trabajos en el Templo.
Günter Stemberger, en su obra "El judaísmo clásico" (Editorial Trotta, Madrid, 2011), explica:
"En el año 66 estalló la sublevación contra Roma. Los insurgentes judíos estaban en posición de ser optimistas: el Imperio romano estaba descontento con el gobierno de Nerón y, por lo tanto, debilitado; además, se contaba con el respaldo de los judíos del Imperio parto, lo cual resultó, en cambio, una especulación errónea. Al principio, los romanos no tomaron en serio la sublevación: los disturbios en Roma a la muerte de Nerón, en el año 68, demoraron todavía más las acciones militares de los romanos, de modo que la resistencia consiguió prolongarse durante cuatro años. Solo Tito, que se hizo cargo del mando supremo de Palestina en lugar de su padre Vespasiano, encumbrado a la categoría de César en el 69, pudo conquistar Jerusalén. El 9 de Ab del año 70 las maquinas de asedio hicieron una brecha en la muralla del Templo, al día siguiente se quemó el Templo y pronto se vió la ciudad en manos de Roma. A pesar de que la contienda duró todavía casi cuatro años más hasta que cayeron las últimas fortalezas judías (Herodion, Maqueronte, Masada), el año 70 marcó, no obstante, el final de la existencia del Estado judío.
... Juster calcula que, sea como fuere, la guerra y sus consecuencias habían reducido la población judía de Palestina en torno a un tercio.
Las propiedades de los judíos caídos en la batalla o de los prisioneros... fueron a parar a manos de Roma.
... La guerra y la destrucción del Templo les había arrebatado a los distintos grupos judíos sus fundamentos, ante todo a los partidarios de la sublevación, pero también a los saduceos, centrados en torno al Templo. Por el contrario, el grupo cristiano por sí mismo ya se había separado de la comunidad judía de manera bastante evidente. Así, quedaron sobre todo los fariseos, los cuales ya antes del año 70 habían aprendido a poner en práctica una religiosidad judía sin Templo, y se esforzaban en cumplir toda la Ley -incluso la concerniente al Templo- en el seno de la familia y el --hogar, y en derribar el muro que separa la vida cultural de la vida profana." (Páginas 17-19)
El Cristianismo y el Imperio Romano
Ramón Teja, escribe en el libro Historia del Cristianismo (Editorial Trotta Universidad de Granda, Madrid, 2003):
"Con todo, el episodio del 64, del que seguramente fueron víctimas también los apóstoles Pedro y Pablo, fue un hecho aislado y centrado exclusivamente en la capital, aunque los escritores cristianos posteriores lo consideran como "la primera persecución" y harán de Nerón el perseguidor por antonomasia y la encarnación del Anticristo. La prueba de que los romanos no eran capaces en estos primeros años de distinguir entre judíos y cristianos la proporcionan los acontecimientos que sucedieron treinta años después a finales del reinado de Domiciano (81-96). Domiciano era un emperador tiránico, obsesionado con las conjuras contra su persona. Entre sus víctimas hubo filósofos, senadores y miembros de la aristocracia, a algunos de los cuales acusó de haber adoptado costumbres judías y de "ateísmo", acusación que se aplicaba por igual a judíos y cristianos... Autores cristianos posteriores presentaron a Flavia Domitila como una cristiana e hicieron de Domiciano el segundo emperador perseguidor de los cristianos (Eusebio, HE III, 18,4). Es posible que entre las numerosas víctimas de Domiciano hubiese efectivamente cristianos y, de hecho, el Apocalipsis de Juan, escrito por estas fechas en Asia Menor, alude a mártires cristianos "vencedores en sus combates contra la Bestia y su imagen", alusión velada al emperador y al culto imperial que se exacerbó durante el reinado del tiránico emperador. Pero no tenemos fundamentos para hablar de persecución decretada por Domiciano. Sus víctimas, no sólo cristianos, lo fueron de su política marcada por la obsesión por afirmar su autoridad ante supuestos o reales complots contra su persona. Pero contribuyó a enfrentar a los cristianos con el problema del culto al emperador, al que fueron reacios desde el principio, al igual que lo fueron los judíos, y a implicarles en la judaica superstitio que suponía la acusación del ateísmo: no reconocer ni rendir a los dioses oficiales y al emperador." (Páginas 295-296)
Armando el puzzle
William Barclay, en su comentario a Apocalipsis (Editorial La Aurora, Buenos Aires, 1975), explica:
"Poseemos dos fuentes que nos permiten establecer la fecha de Apocalipsis.
(1) Está el relato sobre la forma en que se escribió el libro según la tradición. Victorino, que escribió hacia fines del siglo tercero, afirma, en su Comentario sobre el Apocalipsis:
"Juan, cuando vio estas cosas, estaba en la isla de Patmos, condenado a trabajar en las minas por el emperador Domiciano.... Al morir Domiciano y al revisar el Senado sus actos de gobierno, a causa de su excesiva crueldad, Juan regresó a Efeso, cuando era emperador Nerva."... A partir de esta evidencia no nos equivocaremos si fechamos el lilbro alrededor del año 95 de nuestra era.
(2)... En Apocalipsis nos encontramos con una nueva actitud hacia Roma y el Imperio Romano... ¿Cuál es la explicación de este fuerte cambio en la actitud? La respuesta la encontramos en el desarrollo del culto al emperador; éste y las persecuciones que se derivan de él, son el trasfondo del Apocalipsis...
En la época en que se escribió Apocalipsis el culto al emperador era la única religión que cubria la totalidad del imperio romano. Fue a causa de la negativa de los cristianos a aceptar sus exigencias que se empezó a perseguirlos y se los asesinó en grandes cantidades. La esencia de este culto era que al emperador reinante, en cuanto a encarnación del espíritu de Roma, era divino. Una vez por año todas las personas que vivían en el imperio debían comparecer ante los magistrados para quemar una pizca de incienso ante el busto del emperador y decir: "César es el Señor" (es Dios). Después de haber hecho esto la persona podía ir al templo que quisiera y adorar a los dioses de su preferencia, siempre que su religión con contradijera la decencia y las buenas costumbres.
El culto al emperador no comenzó con la divinización del César. Comenzó con la divinización de Roma. El espíritu del imperio fue divinizado bajo el nombre y la figura de la diosa Roma; Roma era la personificación de Roma. Representaba el poder benévolo del Imperio. El primer templo dedicado a Roma se erigió en Esmirna el año 195 a.C. No costó mucho dar el paso siguiente y pensar que el espíritu de Roma se encarnaba en la persona de un hombre, el emperador... La adoración del emperador comenzó con Julio César, después de su muerte. En el año 29 a.C. el emperador Augusto concedió su autorización a las provincias de Asia y Bitinia para que en las ciudades de Efeso y Nicea se erigieran templos consagrados a la adoración conjunta de Roma y Julio César... este culto nunca pretendió ser exclusivo. No se proponía borrar las otras religiones. Roma era tolerante. Cualquiera podía adorar a sus propios dioses y al Emperador. Pero la adoración de César se convirtío en una comprobación de lealtad política. Llegó a ser, de este modo, el lazo que unía a todos sus súbditos leales del Imperio: se convirtió, por así decirlo, en el reconocimiento de la autoridad de César sobre el cuerpo y el alma de todos los hombres que habitaban su imperio.
... ¿Qué podían hacer los cristianos? ¿Qué esperanza tenían? No había muchos entre ellos que fueran sabios o poderosos. Contra ellos se había levantado el poderío de Roma, que ningún pueblo o nación había podido resistir. Los enfrentaba una opción absoluta: César o Cristo.
... Es cierto que Nerva, el sucesor de Domiciano (96-98), revisó la leyes represivas y las campañas de persecución de su antecesor. Pero el daño ya había sido hecho: los cristianos eran una comunidad fuera de la ley. Y el Apocalipsis es el clarín que llama a los creyentes a ser fieles hasta la muerte a fin de ganar la corona de la vida." (Páginas 22-27)
No hay comentarios:
Publicar un comentario