La conquista
Élie BarnaviNúmeros y Deuteronomio relatan como los hijos de Israel se apoderan de las tierras de Transjordania, donde Rubén, Gad y la mitad de Manasés se instalaron inmediatamente. El libro de Josué, a su vez, ofrece la versión "oficial" de la conquista de la Tierra Prometida y de su colonización. El pueblo de Israel reunido en el margen oriental del Jordán, listos para atravesar el río y conquistar Canaán.
Sucesor de Moisés y jefe de la expedición, Josué, hijo de Nun envía para allí a sus "espías", después, en base al relato favorable de ellos - Le dijeron: "El Señor ha puesto toda la región en nuestras manos. Por causa nuestra, todos los que viven en el país están muertos de miedo" (Josué 2:24) - pone el cerco a Jericó, la ciudad más poderosa de la región. La caída de Jericó les abre las puertas del país: primero hacia el sur, en dirección a los montes Hebron, después para el norte, donde consiguen derrotar a Jabín, el poderoso rey de Hatsor. La región de Siquém, en el interior de Samaria, no es mencionada; más sin duda ella estaba ya en manos de los Hebreos, dado que será allí que se reunirá, después de terminada la conquista, la asamblea del pueblo de Israel.
Siglos XIII-XII a.C.
La conquista de Canaán es concluida, según el libro de Josué, en una única campaña. Por ejemplo:Jos 10:40 Así pues, Josué conquistó toda la región. Derrotó a los reyes de las montañas, del Négueb, de los llanos y de las cuestas. Lo destruyó todo y los mató a todos; no quedó nada, ni dejó vivo a nadie, tal y como el Señor, el Dios de Israel, se lo había ordenado.
Jos 10:41 De una sola vez derrotó a los reyes y conquistó todos sus territorios entre Cadés-barnea y Gaza, y toda la región de Gosen hasta la ciudad de Gabaón, porque el Señor, el Dios de Israel, peleaba en favor de los israelitas.
Jos 10:43 Después Josué volvió al campamento de Guilgal con todos los israelitas.
Continuando con el relato del libro de Josué:
Jue 2:6 Cuando Josué se despidió del pueblo, los hijos de Israel se fueron a tomar posesión cada uno de su heredad.
Jue 2:7 El pueblo había servido a Jehová todo el tiempo que vivió Josué, y también mientras vivieron los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían sido testigos de todas las grandes obras que Jehová había hecho en favor de Israel.
Jue 2:8 Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años.
Jue 2:9 Lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas.
Jue 2:10 y murió también toda aquella generación, por lo que la generación que se levantó después no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel.
Jue 2:11 Después, los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová y sirvieron a los baales.
Jue 2:12 Dejaron a Jehová, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, y los adoraron, provocando la ira de Jehová.
Jue 2:13 Dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.
Jue 2:14 Se encendió entonces contra Israel el furor de Jehová, quien los entregó en manos de salteadores que los despojaron, y los vendió en manos de sus enemigos de alrededor, a los cuales no pudieron ya hacerles frente.
Jue 2:15 Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho y se lo había jurado. Y se vieron en una gran aflicción.
Jue 2:16 Jehová levantó jueces que los libraran de manos de quienes los despojaban;
Jue 2:17 pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron. Se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres, que obedecían a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así.
Jue 2:18 Cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de manos de los enemigos mientras vivía aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían.
Jue 2:19 Pero acontecía que, al morir el juez, ellos volvían a corromperse, más aún que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirlos e inclinándose delante de ellos. No se apartaban de sus obras ni de su obstinado camino.
Jue 2:20 Se encendió, pues, la ira de Jehová contra Israel, y dijo: "Por cuanto este pueblo traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz,
Jue 2:21 tampoco yo volveré más a expulsar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió".
Jue 2:22 Así quería probar a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron sus padres.
Jue 2:23 Por esto dejó Jehová a aquellas naciones, sin expulsarlas de una vez, y no las entregó en manos de Josué.
En el siglo II a.C. (cerca del 180 a.C.) un poeta - el mayor que vivía en ese tiempo en Palestina, Josué Ben Sira- consagra un himno en memoria de Josué. La época no es diferente, porque se trata de las vísperas de una insurrección asmonea. Josué es clasificado entre los "padres del mundo", héroe del pueblo de Israel:
"Josué hijo de Nun, ese héroe (...)
Que vino al mundo para traer
la salvación a los escogidos del Señor,
vengarse de sus enemigos
y establecer a Israel en su tierra.
Formidable cuando erguía el brazo
y blandía su lanza (...)
Ninguno osaba enfrentarlo
cuando él conducía las guerras del Señor.
A su orden el Sol se detuvo en su marcha (...)
Atormentado por el enemigo
él invocó al Dios supremo,
y el Altísimo le respondió
lanzando fuerte granizo
sobre una nación hostil
(Porque) Dios observa las guerras de Israel."
Texto tomado de: Historia Universal del pueblo judío, páginas 8 y 9.
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