La autoridad de la Biblia
Patrick Zukeran (tomado de www.ministeriosprobe.org/docs/autoridad.html)
Hay muchos libros hoy que dicen ser la
Palabra de Dios. El Corán, el libro sagrado del Islam, dice ser la Palabra de
Dios. El Libro de Mormón dice ser la Palabra de Dios. Los hindúes creen que el
Bhagavad Gita es la fuente de verdad eterna. Karl Marx, con su cosmovisión
atea, decía que su escrito, El Manifiesto Comunista, era la verdad
última.
Nosotros, los cristianos, creemos que la
Biblia es la Palabra de Dios y la fuente eterna de verdad por la cual vivimos.
¿Cómo sabemos que la Biblia es la Palabra de Dios? ¿Podemos realmente probar
que la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios?
En mi experiencia, no hay ningún libro que
sea criticado y atacado más que la Biblia. Muchos eruditos inteligentes han
escrito libros tratando de desacreditar la autoridad de la Biblia. No ha habido
en la historia del hombre un libro que ha conmovido al mundo tanto como la
Biblia. El impacto que ha causado ha sido fenomenal. Algunos aclaman a la
Biblia como la Palabra de Dios; otros, la critican y la condenan. Con la Biblia
enfrentada a una oposición tan grande hoy, y con muchas otras obras que afirman
ser la "palabra de Dios," ¿cómo sabemos que la Biblia es la verdadera
Palabra de Dios? Veamos las evidencias.
Evidencia Interna
Por evidencia interna quiero indicar la
evidencia que se encuentra dentro de la Biblia misma. Por evidencia externa,
quiero indicar la evidencia que se encuentra fuera de la Biblia, como ser en la
arqueología, la ciencia, la filosofía y en los manuscritos antiguos.
Consideremos primero la evidencia interna.
Auto-proclamación
El primer hecho es que la Biblia dice ser
la Palabra de Dios. Los autores sabían que estaban escribiendo las palabras de
Dios, aunque a menudo no entendían completamente lo que estaban escribiendo.
2
Timoteo 3:16 dice, "Toda escritura está inspirada por Dios."
2 Pedro
1:21 dice, "los profetas nunca hablaron por su propia voluntad; al
contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el
Espíritu Santo."
Jesús mismo veía al Antiguo Testamento como teniendo
autoridad y citaba de él durante su ministerio.
El Espíritu Santo
En segundo lugar, el Espíritu Santo nos
confirma que la Biblia es la Palabra de Dios.
Juan 16:13 dice, "Cuando
venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda verdad."
El Espíritu Santo convence al mundo de
pecado y le asegura al creyente que la Biblia es la Palabra de Dios.
Capacidad Transformadora
En tercer lugar, tenemos evidencia acerca
de la capacidad transformadora de la Biblia.
Hebreos 4:12 dice, "La
palabra de Dios tiene vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos
filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu."
Romanos
12:2 dice, "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al
contrario, cambien su manera de pensar."
La Palabra de Dios y el Espíritu
de Dios realmente transforman las vidas de las personas. La Biblia ha cambiado
la vida de asesinos, drogadictos, importantes funcionarios de gobierno, hombres
de negocio y estudiantes, para nombrar sólo unas pocas personas de toda
extracción que han sido transformadas por la Biblia. Esto es porque la Biblia
no es un simple libro sobre cómo vivir bien sino que es la Palabra de Dios, con
poder para cambiar vidas.
Estas son sólo tres evidencias internas
que apoyan la autoridad de la Biblia. Por supuesto, estos no son los mejores
argumentos para usar en un debate, pero son evidencias. En la próxima sección
estudiaremos lo que creo que es el mejor argumento interno.
Unidad
Hemos estudiado tres evidencias internas
que apoyan la autoridad y la inspiración divina de la Biblia. En esta sección,
estudiaremos una cuarta evidencia: la unidad de la Biblia.
La Biblia cubre cientos
de temas y, sin embargo, no se contradice a sí misma. Permanece unida en su
tema. "Bueno, ¿y qué tiene de asombroso eso?" podrías preguntar.
Considera los hechos. Primero, la Biblia
fue escrita a lo largo de un período de mil quinientos años.
Segundo, fue escrita por más de cuarenta hombres de todo
tipo de extracciones. Por ejemplo, Moisés fue educado en Egipto y se
convirtió en un profeta de Israel. Pedro fue un simple pescador, Salomón fue un
rey, Lucas fue médico, Amós fue pastor y Mateo fue un recaudador de impuestos.
Todos los escritores eran de oficios y trasfondos diferentes.
Tercero,
fue escrita en muchos lugares diferentes. Moisés escribió en el desierto de Sinaí,
Pablo escribió en una prisión en Roma, Daniel escribió en el exilio en
Babilonia y Esdras escribió en la ciudad en ruinas de Jerusalén.
Cuarto,
fue escrito en circunstancias muy diferentes. David escribió durante un tiempo de guerra,
Jeremías escribió durante el tiempo penoso de la caída de Israel, Pedro
escribió mientras Israel estaba bajo el dominio romano y Josué escribió
mientras estaba conquistando la tierra de Canaán.
Quinto,
los escritores tenían diferentes propósitos al escribir. Isaías escribió para
advertirle a Israel del próximo juicio de Dios por su pecado, Mateo escribió
para probarles a los judíos que Jesús era el Mesías, Zacarías escribió para
alentar a un Israel descorazonado que había vuelto del exilio en Babilonia y Pablo
escribió tocando problemas que existían en diferentes iglesias de Asia y de
Europa.
Si juntamos todos estos factores, la
Biblia fue escrita a lo largo de más de mil quinientos años, por cuarenta
autores diferentes, en distintos lugares, bajo diversas circunstancias, y
tocando una multitud de temas. Es asombroso que con tanta diversidad haya tanta
unidad en la Biblia. Esa unidad está
organizada alrededor de un tema: la redención de Dios del hombre y de toda la
creación. Se tocan cientos de temas polémicos y, sin embargo, los
escritores no se contradicen entre sí.
Déjame ofrecerte una buena ilustración del
apologista Josh McDowell. Toma diez autores contemporáneos y pídeles que
escriban sus puntos de vista sobre un tema polémico. ¿Estarían todos de
acuerdo? No, tendríamos desacuerdos entre un autor y otro. Ahora, considera la
autoría de la Biblia. Todos estos autores, en un período de mil quinientos
años, escribieron sobre muchos temas polémicos y no se contradicen.
Parece
como si un autor guió a estos escritores durante todo el proceso: el Espíritu
Santo. 1 Pedro 2:21 dice, "los profetas nunca hablaron por su propia
voluntad; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos
por el Espíritu Santo." La unidad de la Biblia es sólo una prueba
asombrosa más de la inspiración y la autoridad divina de la Biblia.
Libros de la Biblia ordenados por autor y año probable de su escritura
4º IES Hispanidad curso 2018-2019