En el libro “La Inquisición y la Cábala. Un capítulo de la diferencia entre ontología y exilio”, de LOM Ediciones (2009), Andrés González Claro escribe:
Las
trece middot (medidas, normas) o principios
interpretativos de R. Ismael pueden dividirse
en dos grupos: las tres primeras, que corresponden a la interpretación
analógica, y las diez restantes, que tratan de diversos aspectos de las
relaciones entre lo general y lo particular.
La primera middot es llamada kal
ve-homer, y consiste en su argumento
que va desde una premisa menor (kal)
a una mayor (homer).
(…)
De acuerdo a los midrash, existen
diez kal ve-homer en la Escritura
misma. Un ejemplo está en Deuteronomio 31:27:
Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura
cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová;
¿cuánto más después que yo haya muerto?
Otro ejemplo, esta vez que interpreta la Ley, es el siguiente: “Si
los sacerdotes, que no están impedidos de servir en el Templo por la edad, sí
lo están por manchas corporales (Lev. 21:16-21), entonces los levitas, que sí
están impedidos por la edad (Núm. 8:24-25),, deben estar ciertamente impedidos
por manchas corporales” (Hul. 24ª). En ambos casos, no se trata de un
silogismo, sino de una extensión de menor a mayor de la forma:
Si A tiene X, entonces B tiene X.
O de manera más elaborada:
Si A, que carece de Y, tiene X, entonces B, que carece de Y, debe
tener X.
Esta transferencia de menor a mayor no es posible en el silogismo.
El kal ve-homer trata de
frases, no de relaciones de clases.
(…) La metonimia es la traslación de género a género, es lo que ocurre
en el kal
ve-homer . (…) Mientras que el
pensamiento griego (y luego el cristiano) podría ser caracterizado como
metafórico, el pensamiento rabínico sería metonímico. (…) el kal ve-homer depende de un parecido condicional
que da una conclusión probable, pero siempre susceptible de nuevas
reformulaciones. No se intenta una demostración definitiva, sino una conclusión
hipotética que queda abierta al juego hermenéutico.
(…)
La segunda middot, de R. Ismael, gezera
shava o comparación de expresiones similares, actúa a nivel del puro
significante. Consiste en la analogía entre dos leyes basadas en la ocurrencia
de una expresión lingüística idéntica en ambas. Por ejemplo, en Éxodo 21:26 se
dice: “Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el
ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad [shallach: poner en libertad, dejar ir] por razón de su ojo”. A su
vez, en Deuteronomio 24:1 se lee: Cuando alguno tomare mujer y se casare con
ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le
escribirá el libelo (carta) de divorcio, y se la entregará en su mano, y la
despedirá de su casa [shallach].
De acuerdo a esta similitud, la Melkita comenta:
“Eliezer dijo: Aquí [Éx. 21:26] nos encontramos con el verbo shallach, y lo mismo más abajo [Deut.
24:1]. Como más abajo se habla de un libelo, del mismo modo también aquí un
libelo [de liberación] es necesario”. Como se ve, en este caso la analogía no
depende del contenido de las leyes (no se da a nivel del sentido), sino de la
utilización de la misma palabra shallach
en ambos pasajes. En general, para proceder a este tipo de interpretación
debían satisfacerse otros requisitos. Por ejemplo, la palabra sobre la que se
ejercía la gereza shava debía ser
superflua en el contexto, de modo que pudiese suponerse que aparecía en ese
lugar sólo para posibilitar un nuevo sentido.
La tercera regla de Ismael, binyan av o construcción (inferencia) de una regla general, encuentra
un ejemplo a partir de Deuteronomio 24:6: “No tomarás en prenda la muela del
molino, ni la de abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda la vida
del hombre.”. Esta ley particular, que prohíbe tomar en
prenda ciertos utensillos del molino, está justificada por una regla general:
es como tomar la vida, pues la familia no podría subsistir. Por ello los
rabinos generalizaron y escribieron: “Cualquier cosa que se use para la
preparación de la comida no puede ser tomada en prenda” (Misbná B. Metzia 9;13). El vínculo entre lo particular y lo general
en el binyan av es muy fluido; no son
vistos como categorías independientes, sino como aspectos relacionados en
términos de extensión y limitación. Lo general no es un concepto que represente
por sustitución a los distintos particulares bajo una lógica universalizante,
sino que los yuxtapone en una contigüidad.
Las middot 4 a 11 de rabí
Ismael tratan justamente de las relaciones entre lo particular y lo general. Todas
ellas regulan hasta qué punto puede ampliarse o generalizarse a partir de un caso
específico, lo que está determinado por el orden de las palabras. Por ejemplo,
la regla cuatro dice que si una ley es formulada en términos generales y luego
seguida de instancias particulares, sólo esas instancias particulares están
prescritas e la ley; la regla cinco advierte que si las instancias particulares
son presentadas en primer lugar y son seguidas por las generales, se deben
incluir otras instancias además de las particulares; etc.
(Extraido de las páginas 387-390)
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