Fidelidad histórica
¿Cómo te sentirías si encontraras un tesoro que hubiera estado oculto durante los últimos dos mil años? Eso fue lo que sucedió en Qumran:
David Estrada (1999) explica en el libro "¿Cómo nos llegó la Biblia hasta nosotros?":
Entre los documentos hallados en las cuevas de Qumran se encuentran as copias y fragmentos más antiguos que hasta la fecha tenemos del Antiguo Testamento. Desde 1947, fecha en que se iniciaron los descubrimientos en esta región del Mar Muerto, cerca de trescientas cuevas han sido excavadas y hallados miles de documentos y fragmentos de papiro. Más de la cuarta parte de los documentos hallados tienen que ver con pasajes y libros de la Biblia. Con excepción del libro de Ester, todos los demás libros del Antiguo Testamento están representados. Se encontraron dos copias del libro de Isaías: una incompleta, pero la otra -el llamado "Isaías de San Marcos"-, contiene todo el libro del profeta y la copia fue hecha, por lo menos, un siglo antes de nuestra era. Antes de los hallazgos de Qumran, la copia más antigua de Isaías era del año 929 d.C. La copia del Mar Muerto tiene, pues, mil años más de antigüedad.
Del libro de Daniel -uno de los favoritos de la comunidad de Qumran-, se han encontrado siete copias y numerosos fragmentos. Del libro de Job se han hallado varios documentos -uno de ellos escrito en un hebreo muy antiguo y otro es un targum arameo-. Sobre los demás libros del Antiguo Testamento, con excepción de la ya mencionada ausencia de Ester, el número de documentos hallados es muy abundante y corrobora la autenticidad del canon veterotestamentario hebreo.
Los documentos del Antiguo Testamento se transmitieron, no como meros legados literarios del pueblo hebreo, sino como poseyendo la autoridad e infabilidad de unos escritos inspirados por Dios mismo -como así reconoce el mismo Josefo-. La apelación al "escrito está" de los libros sagrados encerraba una nota de suprema autoridad divina. (Páginas 18 y 19)
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