1º ESO

jueves, 4 de diciembre de 2025

2.3. 1º ESO Bloque 2 Historia de la Salvación

¿Matrimonio concertado?



¿Cómo te sentirías si hubieras nacido en alguno de los lugares del mundo donde los padres son quienes deciden con quién se casará su hija o hijo, y cuándo?

¿Sería diferente la situación si quien va a casarse ya tiene 40 años? Lee la siguiente historia y después podrás dejar tu comentario:

Génesis capítulo 24

Abraham era ya muy viejo, y el Señor lo había bendecido en todo. Un día llamó al más viejo de sus siervos, el que estaba a cargo de todo lo suyo, y le dijo: –Pon tu mano debajo de mi muslo,  y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo Isaac se case con una mujer de esta tierra de Canaán, donde yo vivo, sino que irás a mi tierra y escogerás una esposa para él entre las mujeres de mi familia. 
 El siervo le contestó: –Pero si la mujer no quiere venir conmigo, ¿qué hago? ¿Debo entonces llevar a su hijo a la tierra de donde usted salió? 
Abraham le dijo: –¡No, no lleves allá a mi hijo! El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes y me prometió dar esta tierra a mis descendientes, también enviará su ángel delante de ti para que traigas de allá una esposa para mi hijo. Si la mujer no quiere venir contigo, quedarás libre de este compromiso, pero ¡de ninguna manera lleves allá a mi hijo! 



 Entonces el siervo puso la mano bajo el muslo de su amo Abraham, y le juró que haría lo que le había pedido. 
Después escogió regalos entre lo mejor que su amo tenía, tomó diez de sus camellos y se fue a la ciudad de Nahor, en Mesopotamia. 



Cuando el siervo llegó a las afueras de la ciudad, ya empezaba a oscurecer. A esa hora las mujeres van a sacar agua. El siervo hizo descansar a los camellos junto a un pozo de agua, y comenzó a orar: "Señor y Dios de mi amo Abraham, haz que hoy me vaya bien, y muéstrate bondadoso con mi amo. Voy a quedarme aquí, junto al pozo, mientras las muchachas de este lugar vienen a sacar agua. Permite que la muchacha a la que yo le diga: 'Por favor, baje usted su cántaro para que yo beba', y que me conteste: 'Beba usted, y también les daré agua a sus camellos', que sea ella la que tú has escogido para tu siervo Isaac. Así podré estar seguro de que has sido bondadoso con mi amo." 

Todavía no había terminado de orar, cuando vio que una muchacha venía con su cántaro al hombro.

Era Rebeca, la hija de Betuel. Betuel era hijo de Milcá y de Nahor, el hermano de Abraham. 
Rebeca era muy hermosa, y además virgen; ningún hombre la había tocado.
Bajó al pozo, llenó su cántaro, ya regresaba cuando el siervo corrió a alcanzarla y le dijo: –Por favor, déjeme usted beber un poco de agua de su cántaro. 
 –Beba usted, señor –contestó ella. Y en seguida bajó su cántaro, lo sostuvo entre las manos y le dio de beber. 
Cuando el siervo terminó de beber, Rebeca le dijo:
–También voy a sacar agua para sus camellos, para que beban toda la que quieran. 
Rápidamente vació su cántaro en el bebedero y corrió varias veces al pozo, hasta que sacó agua para todos los camellos. 
Mientras tanto el siervo la miraba sin decir nada, pues quería estar seguro de que el Señor había hecho que le fuera bien en su viaje. 
Cuando los camellos terminaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba como seis gramos, y se lo puso a ella en la nariz.  También le dio dos brazaletes de oro que pesaban más de cien gramos, y le dijo:
–Dígame por favor de quién es usted hija, y si hay lugar en la casa de su padre donde mis hombres y yo podamos pasar la noche. 
Ella contestó: –Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Nahor. En nuestra casa hay lugar para que usted pase la noche, y también suficiente paja y comida para los camellos. 
Entonces el siervo se arrodilló y adoró al Señor, diciendo: "¡Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, pues ha sido fiel y bondadoso con mi amo, y me ha dirigido en el camino a la casa de sus parientes!"



Rebeca fue corriendo a la casa de su madre, a contar todo lo que le había pasado. 
Tenía ella un hermano llamado Labán, el cual corrió al pozo a buscar al hombre, pues había visto el anillo y los brazaletes que su hermana llevaba en los brazos, y le había oído contar lo que el hombre le había dicho. Labán se acercó al siervo de Abraham, que todavía estaba con los camellos junto al pozo, 
Y le dijo: –Venga usted, bendito del Señor. ¡Cómo va usted a quedarse aquí afuera, si ya he preparado la casa y un lugar para los camellos! 
Entonces el siervo fue a la casa. Allí Labán descargó los camellos y les dio de comer, y luego trajo agua para que el siervo y sus compañeros se lavaran los pies.



Cuando le sirvieron de comer, el siervo de Abraham dijo: –Yo no podría comer antes de haber dicho lo que tengo que decir. –Hable usted –dijo Labán. 
El siervo dijo: –Yo soy siervo de Abraham. El Señor ha bendecido mucho a mi amo y lo ha hecho rico: le ha dado ovejas, vacas, oro y plata, siervos, siervas, camellos y asnos. Además, Sara, su esposa, le dio un hijo cuando ya era muy anciana, y mi amo le ha dejado a su hijo todo lo que tiene. Mi amo me hizo jurar, y me dijo: 'No dejes que mi hijo se case con una mujer de esta tierra de Canaán, donde yo vivo. Antes bien, ve a la familia de mi padre, y busca entre las mujeres de mi clan una esposa para él. ' y yo le dije: 'Mi señor, ¿y si la mujer no quiere venir conmigo?' 
Entonces él me contestó: 'Yo he andado en el camino del Señor, y él enviará su ángel contigo, para que te vaya bien en tu viaje y tomes una esposa para mi hijo de entre las mujeres de mi familia, es decir, de la familia de mi padre. Solo en caso de que mis parientes no quieran darte la muchacha, quedarás libre del juramento que me has hecho. ' 
"Así fue como hoy llegué al pozo, y en oración le dije al Señor, el Dios de mi amo Abraham: 'Si de veras vas a hacer que me vaya bien en este viaje, te ruego que ahora que estoy junto al pozo, pase esto: que la muchacha que venga por agua y a la que yo le diga: Por favor, déjeme usted beber un poco de agua de su cántaro, y que me conteste: Beba usted, y también sacaré agua para sus camellos, que sea esta la mujer que tú, Señor, has escogido para el hijo de mi amo. ' 
Todavía no terminaba yo de hacer esta oración, cuando vi que Rebeca venía con su cántaro al hombro. Bajó al pozo a sacar agua, y le dije: 'Déme usted agua, por favor. ' 



Ella bajó en seguida su cántaro, y me dijo: 'Beba usted, y también les daré de beber a sus camellos. ' y ella me dio agua, y también a mis camellos. 
Luego le pregunté: '¿De quién es usted hija?' y ella me contestó: 'Soy hija de Betuel, el hijo de Nahor y de Milcá. ' Entonces le puse un anillo en la nariz y dos brazaletes en los brazos, y me arrodillé y adoré al Señor; alabé al Señor, el Dios de mi amo Abraham, por haberme traído por el camino correcto para tomar la hija del pariente de mi amo para su hijo. 
Ahora pues, díganme si van a ser buenos y sinceros con mi amo, y si no, díganmelo también, para que yo sepa lo que debo hacer."

Entonces Labán y Betuel le contestaron: –Todo esto viene del Señor, y nosotros no podemos decirle a usted que sí o que no. Mire usted, aquí está Rebeca; tómela y váyase. Que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el Señor lo ha dispuesto.

Cuando el siervo de Abraham oyó esas palabras, se arrodilló delante del Señor hasta tocar el suelo con la frente. Luego sacó varios objetos de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También a su hermano y a su madre les hizo regalos. Después él y sus compañeros comieron y bebieron, y pasaron allí la noche. Al día siguiente, cuando se levantaron, el siervo dijo: –Déjenme regresar a la casa de mi amo. 
Pero el hermano y la madre de Rebeca le dijeron: –Que se quede la muchacha con nosotros todavía unos diez días, y después podrá irse con usted. 
Pero el siervo les dijo: –No me detengan más. Dios ha hecho que mi viaje haya salido bien, así que déjenme regresar a la casa de mi amo. 
 Entonces ellos contestaron: –Vamos a llamar a la muchacha, a ver qué dice ella.


Llamaron a Rebeca y le preguntaron: –¿Quieres irte con este hombre? –Sí –contestó ella.

Entonces dejaron ir a Rebeca y a la mujer que la había cuidado siempre, y también al siervo de Abraham y a sus compañeros y bendijeron a Rebeca de esta manera:

"Oh, hermana nuestra, 
¡que seas madre de muchos millones! 
¡que tus descendientes 
conquisten las ciudades  de sus enemigos!" 

Entonces Rebeca y sus siervas montaron en los camellos y siguieron al siervo de Abraham. Fue así como el siervo tomó a Rebeca y se fue de allí. 



Isaac había vuelto del pozo llamado "El que vive y me ve", pues vivía en la región del Négueb. 
Había salido a dar un paseo al anochecer. En esto vio que unos camellos se acercaban. 
Por su parte, Rebeca también miró y , al ver a Isaac, se bajó del camello y le preguntó al siervo: –¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros? –Es mi amo –contestó el siervo. Entonces ella tomó su velo y se cubrió la cara.



El siervo le contó a Isaac todo lo que había hecho. 
Luego Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de su madre Sara, y se casó con ella. Isaac amó mucho a Rebeca, y así se consoló de la muerte de su madre.

2.2. 1º ESO Bloque 2: Historia de la Salvación

Isaac

¿Conoces el significado de tu nombre?

A Isaac fue Dios quien le dio ese nombre. Lee la historia y entenderás porqué lo hizo:


Gén 17:15  Entonces Dios dijo a Abraham: A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai (dominante), sino que Sara (dama, señora, mujer noble) será su nombre.
Gén 17:16  Y la bendeciré, y de cierto te daré un hijo por medio de ella. La bendeciré y será madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.
Gén 17:17  Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rió, y dijo en su corazón: ¿A un hombre de cien años le nacerá un hijo? ¿Y Sara, que tiene noventa años, concebirá?
Gén 17:18  Y dijo Abraham a Dios: ¡Ojalá que Ismael viva delante de ti!
Gén 17:19  Pero Dios dijo: No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y le pondrás el nombre de Isaac (risa); y estableceré mi pacto con él, pacto perpetuo para su descendencia después de él.
Gén 17:20  Y en cuanto a Ismael, te he oído; he aquí, yo lo bendeciré y lo haré fecundo y lo multiplicaré en gran manera. Engendrará a doce príncipes y haré de él una gran nación.
Gén 17:21  Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.
Gén 17:22  Cuando terminó de hablar con él, ascendió Dios dejando a Abraham.



Gén 21:1  Entonces el SEÑOR visitó a Sara como había dicho, e hizo el SEÑOR por Sara como había prometido. 
Gén 21:2  Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho. 
Gén 21:3  Y Abraham le puso el nombre de Isaac al hijo que le nació, que le dio a luz Sara. 
Gén 21:4  Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios le había mandado. 
Gén 21:5  Abraham tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac. 
Gén 21:6  Y dijo Sara: Dios me ha hecho reír; cualquiera que lo oiga se reirá conmigo. 
Gén 21:7  Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos? Pues bien, le he dado a luz un hijo en su vejez. 
Gén 21:8  Y el niño creció y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que Isaac fue destetado. 
Gén 21:9  Y Sara vio al hijo que Agar la egipcia le había dado a luz a Abraham burlándose de su hijo Isaac, 
Gén 21:10  y dijo a Abraham: Echa fuera a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de ser heredero juntamente con mi hijo Isaac. 
Gén 21:11  Y el asunto angustió a Abraham en gran manera por tratarse de su hijo. 
Gén 21:12  Mas Dios dijo a Abraham: No te angusties por el muchacho ni por tu sierva; presta atención a todo lo que Sara te diga, porque por Isaac será llamada tu descendencia. 



Gén 22:1  Aconteció que después de estas cosas, Dios probó a Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Y él respondió: Heme aquí. 
Gén 22:2  Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. 
Gén 22:3  Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a su hijo Isaac; y partió leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho. 
Gén 22:4  Al tercer día alzó Abraham los ojos y vio el lugar de lejos. 
Gén 22:5  Entonces Abraham dijo a sus mozos: Quedaos aquí con el asno; yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y volveremos a vosotros. 
Gén 22:6  Tomó Abraham la leña del holocausto y la puso sobre Isaac su hijo, y tomó en su mano el fuego y el cuchillo. Y los dos iban juntos. 
Gén 22:7  Y habló Isaac a su padre Abraham, y le dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, hijo mío. Y dijo Isaac: Aquí están el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto? 
Gén 22:8  Y Abraham respondió: Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto, hijo mío. Y los dos iban juntos. 
Gén 22:9  Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó allí el altar, arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña. 
Gén 22:10  Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo. 



Gén 22:11  Mas el ángel del SEÑOR lo llamó desde el cielo y dijo: ¡Abraham, Abraham! Y él respondió: Heme aquí. 
Gén 22:12  Y el ángel dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; porque ahora sé que temes a Dios, ya que no me has rehusado tu hijo, tu único. 
Gén 22:13  Entonces Abraham alzó los ojos y miró, y he aquí, vio un carnero detrás de él trabado por los cuernos en un matorral; y Abraham fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 
Gén 22:14  Y llamó Abraham aquel lugar con el nombre de El SEÑOR Proveerá, como se dice hasta hoy: En el monte del SEÑOR se proveerá. 
Gén 22:15  El ángel del SEÑOR llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, 
Gén 22:16  y dijo: Por mí mismo he jurado, declara el SEÑOR, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único, 
Gén 22:17  de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. 
Gén 22:18  Y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque tú has obedecido mi voz. 


Conclusión

Heb 11:8  Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. 
Heb 11:9  Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, 
Heb 11:10  porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 
Heb 11:11  También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel al que lo había prometido. 
Heb 11:12  Por lo cual también nació de uno (y éste casi muerto con respecto a esto) una descendencia COMO LAS ESTRELLAS DEL CIELO EN NUMERO, E INNUMERABLE COMO LA ARENA QUE ESTA A LA ORILLA DEL MAR. 
Heb 11:13  Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto y aceptado con gusto desde lejos, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 
Heb 11:14  Porque los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia. 
Heb 11:15  Y si en verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de volver. 
Heb 11:16  Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad. 
Heb 11:17  Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo; 
Heb 11:18  fue a él a quien se le dijo: EN ISAAC TE SERA LLAMADA DESCENDENCIA. 
Heb 11:19  El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir. 

martes, 4 de noviembre de 2025

2.3. 2º ESO Bloque 2 Historia de la Salvación


A diario las noticias informan sobre miles de personas que dejan sus países por guerras, persecución o hambre. Esto no es un fenómeno nuevo. La Biblia narra una situación así en el libro de Éxodo.


Éxo 13:1  El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: "Conságrame los hijos mayores, porque todo primer hijo de los israelitas me pertenece, lo mismo que toda primera cría de sus animales."
Éxo 13:3  Entonces Moisés le dijo al pueblo: "Acuérdense de este día, en que con gran poder el Señor los sacó de Egipto, donde vivían como esclavos. No deberán comer pan con levadura. Ustedes salen este día, en el mes de Abib, y en este mismo mes deberán celebrar la fiesta, una vez que el Señor los haya llevado a la tierra donde la leche y la miel corren como el agua, es decir, al país de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos, que ya había prometido a sus antepasados que se lo daría a ustedes. 
Éxo 13:6  Comerán pan sin levadura durante siete días, y en el séptimo día harán fiesta en honor del Señor. Durante los siete días se comerá pan sin levadura, y en ninguna parte de su territorio deberá haber levadura o pan con levadura. 
Éxo 13:8  En ese día les dirán a sus hijos: 'Esto se hace por lo que el Señor hizo con nosotros cuando salimos de Egipto y , como si tuvieran ustedes una marca en el brazo o en la frente, esto les hará recordar que siempre deben hablar de la ley del Señor, pues él los sacó de Egipto con gran poder. 
Éxo 13:10  Por eso deben celebrar esta ceremonia año tras año, en la fecha señalada. ' 
Éxo 13:11  "Cuando el Señor los haya llevado al país de los cananeos, es decir, cuando les entregue el país, según la promesa que les hizo a ustedes y a sus antepasados, tendrán que dedicarle todos sus primeros hijos varones y todos los primeros machos que les nazcan a sus animales, porque pertenecen al Señor. 
Éxo 13:13  En el caso de la primera cría de una asna, deberán dar un cordero o un cabrito como rescate por el asno, pero si no dan el cordero, entonces le romperán el cuello al asno. También deberán dar una ofrenda como rescate por cada hijo mayor,  y cuando el día de mañana sus hijos les pregunten: '¿Qué quiere decir esto?', les responderán: 'El Señor nos sacó con gran poder de Egipto, donde vivíamos como esclavos. 
Éxo 13:15  Cuando el faraón se puso terco en no dejarnos salir, el Señor hirió de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y a todas las primeras crías de sus animales; por eso le ofrecemos al Señor todos los machos que nacen primero, y damos una ofrenda como rescate por nuestro hijo mayor. 
Éxo 13:16  Por lo tanto, como si tuvieran una marca en el brazo o en la frente, esta ceremonia les hará recordar a ustedes que el Señor nos sacó de Egipto con gran poder. ' " 


Éxo 13:17  Cuando el faraón dejó salir al pueblo israelita, Dios no los llevó por el camino que va al país de los filisteos, que era el más directo, pues pensó que los israelitas no querrían pelear cuando tuvieran que hacerlo, y que preferirían regresar a Egipto. 
Éxo 13:18  Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto que lleva al Mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto formados como un ejército. 
Éxo 13:19  Moisés se llevó consigo los restos de José, pues José había hecho que los hijos de Israel le prometieran hacerlo así. Les había dicho: "En verdad, Dios vendrá a ayudarlos; y cuando eso suceda, ustedes deben llevarse mis restos de aquí."
Éxo 13:20  Los israelitas salieron de Sucot y acamparon en Etam, donde comienza el desierto. 



Éxo 13:21  De día, el Señor los acompañaba en una columna de nube, para señalarles el camino; y de noche, en una columna de fuego, para alumbrarlos. Así pudieron viajar día y noche. 
Éxo 13:22  La columna de nube siempre iba delante de ellos durante el día, y la columna de fuego durante la noche. 



Los hijos de Israel eran esclavos de la más poderosa dinastía en la tierra. Como dice el Midrash, ningún esclavo escapó alguna vez de Egipto, ya que estaba rodeado por grandes fortificaciones y desalentadores desiertos. Según las leyes de la naturaleza, no había ninguna posibilidad de que los esclavos israelitas obtuviesen la libertad.
Todo el punto del Éxodo era que el pueblo judío viera, de una vez por todas, que Dios maneja el espectáculo, desde el más diminuto detalle hasta la más grande maravilla. Con la máxima preocupación. Con la máxima participación. Así lo dice Dios: "Por lo tanto sabrás que Yo soy Dios" (Éxodo 7:17).
Cada componente del Éxodo tiene la intención de revelar otra faceta de cómo Dios esta involucrado en el mundo. Por lo tanto, la plaga de piojos, las criaturas más pequeñas que son perceptibles a simple vista, tenía la intención de demostrar que la supervisión de Dios penetra a las más pequeñas unidades existentes. La plaga de ranas, en la que los anfibios amantes del agua saltaron a los calientes hornos de Egipto, mostró que la voluntad de Dios, y no el instinto bruto, reina en el mundo animal.
Es por eso que el Éxodo mencionamos y recordamos continuamente al Éxodo. El Éxodo demostró el amor que tiene Dios por la humanidad y cómo Él interviene en el destino por el bien de la redención, tanto colectiva como individual. (Tomado de Aishlatino.com)

Regresemos al relato bíblico:

Éxo 14:1  El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: "Di a los israelitas que regresen y acampen frente a Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, frente a Baal-sefón. Que pongan sus campamentos enfrente de este lugar, junto al mar. 
Éxo 14:3  Así el faraón pensará: 'Los israelitas no saben a dónde ir. Andan perdidos en el desierto. '
Éxo 14:4  Pero yo voy a hacer que el faraón se ponga terco y los persiga; entonces mostraré mi poder en él y en todo su ejército, y los egipcios sabrán que yo soy el Señor." Los israelitas lo hicieron así.




Éxo 14:5  Mientras tanto, el rey de Egipto recibió aviso de que los israelitas se habían escapado. Entonces el rey y sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a ellos, y se dijeron: "¿Pero cómo pudimos permitir que los israelitas se fueran y dejaran de trabajar para nosotros?" 
Éxo 14:6  En seguida el faraón ordenó que prepararan su carro de combate, y se llevó a su ejército. 
Éxo 14:7  Tomó seiscientos de los mejores carros, además de todos los carros de Egipto, que llevaban cada uno un oficial. 
Éxo 14:8  El Señor hizo que el faraón se pusiera terco y persiguiera a los israelitas, aun cuando ellos habían salido ya con gran poder. 
Éxo 14:9  Los egipcios con todo su ejército, con carros y caballería, salieron a perseguir a los israelitas, y los alcanzaron a la orilla del mar, junto a Pi-hahirot y frente a Baal-sefón, donde estaban acampados. 


Éxo 14:10  Cuando los israelitas se dieron cuenta de que el faraón y los egipcios se acercaban, tuvieron mucho miedo y pidieron ayuda al Señor. 
Éxo 14:11  y a Moisés le dijeron: –¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para hacernos morir en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos sacaste de Egipto? 
Éxo 14:12  Esto es precisamente lo que te decíamos en Egipto: 'Déjanos trabajar para los egipcios. ¡Más nos vale ser esclavos de ellos que morir en el desierto!'
Éxo 14:13  Pero Moisés les contestó: –No tengan miedo. Manténganse firmes y fíjense en lo que el Señor va a hacer hoy para salvarlos, porque nunca más volverán a ver a los egipcios que hoy ven. 
Éxo 14:14  Ustedes no se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes. 
Éxo 14:15  Entonces el Señor le dijo a Moisés: –¿Por qué me pides ayuda? ¡Ordena a los israelitas que sigan adelante! 
Éxo 14:16  y tú, levanta tu bastón, extiende tu brazo y parte el mar en dos, para que los israelitas lo crucen en seco. 
Éxo 14:17  yo voy a hacer que los egipcios se pongan tercos y los persigan; entonces mostraré mi poder en el faraón y en todo su ejército, y en sus carros y caballería. 
Éxo 14:18  Cuando haya mostrado mi poder en el faraón, y en sus carros y caballería, los egipcios sabrán que yo soy el Señor. 
Éxo 14:19  En ese momento el ángel de Dios y la columna de nube, que marchaban al frente de los israelitas, cambiaron de lugar y se pusieron detrás de ellos. 
Éxo 14:20  Así la columna de nube quedó entre el ejército egipcio y los israelitas; para los egipcios era una nube oscura, pero a los israelitas los alumbraba. Por eso los egipcios no pudieron alcanzar a los israelitas en toda la noche. 
Éxo 14:21  Moisés extendió su brazo sobre el mar, y el Señor envió un fuerte viento del este que sopló durante toda la noche y partió el mar en dos. Así el Señor convirtió el mar en tierra seca, 
Éxo 14:22  y por tierra seca lo cruzaron los israelitas, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda. 


Éxo 14:23  Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar; pero a la madrugada el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de fuego y de nube, que provocó un gran desorden entre ellos; descompuso además las ruedas de sus carros, de modo que apenas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron: –Huyamos de los israelitas, pues el Señor pelea a favor de ellos y contra nosotros. 
Éxo 14:26  Pero el Señor le dijo a Moisés: –Extiende tu brazo sobre el mar, para que el agua regrese y caiga sobre los egipcios, y sobre sus carros y caballería. 
Éxo 14:27  Moisés extendió su brazo sobre el mar y , al amanecer, el agua volvió a su cauce normal. Cuando los egipcios trataron de huir, se toparon con el mar, y así el Señor los hundió en él. 
Éxo 14:28  Al volver el agua a su cauce normal, cubrió los carros y la caballería, y todo el ejército que había entrado en el mar para perseguir a los israelitas. Ni un solo soldado del faraón quedó vivo. 
Éxo 14:29  Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar por tierra seca, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda. 
Éxo 14:30  En aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. 
Éxo 14:31  Al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado contra Egipto, mostraron reverencia ante el Señor y tuvieron confianza en él y en su siervo Moisés.